El hueso cantor

Cuentos de los Hermanos Grimm: El Hueso Cantor

Crimen desvelado

Nuevas pruebas aportadas por un pastor, consistentes en un hueso musical, arrojan datos que apuntan al yerno del monarca como sospechoso del crimen del segundo heredero a la corona, desaparecido tiempo atrás. Un reportaje de los Hnos. Grimm.
Hubo una vez un rey cuyos súbditos vivían atemorizados por un enorme y salvaje jabalí que hacía extremadamente peligroso internarse en el bosque cercano. Llegaba el frío y el monarca decidió que no podrían soportar el duro invierno sin leña para sus chimeneas. Así pues, convocó a todos los jóvenes para que intentaran acabar con el animal: - Ofrezco la mano de mi hija a aquel que nos libere de la amenaza - Añadió como recompensa. Vivía también en el reino un anciano con dos hijos que decidieron aceptar el reto: - Tu entrarás en el bosque por el Norte, - le dijo al mayor, que deseaba ganar pensando en la fama y la recompensa que obtendría - y tú lo harás por el Sur, - aconsejó al pequeño, cuya única motivación era ayudar a sus semejantes - de esta forma el jabalí no se podrá escapar. Cuando el hermano menor entró en el bosque, se le acercó un enano que le entregó una lanza al tiempo que decía: - Eres bondadoso y tu corazón es grande, mereces la recompensa y éste venablo te ayudará. Mientras, el hermano mayor, confiado celebraba de antemano su victoria en una taberna cercana. Al rato, el jabalí apareció frente al menor de los hermanos, y éste sólo tuvo que enarbolar la lanza para que el animal, impulsado por su propia fuerza al embestir, quedara ensartado y muriera al instante. El muchacho, muy contento con su suerte, se dirigió al norte para compartir la buena noticia con su hermano, que aún se encontraba en la taberna. El hermano mayor, envidioso y ladino, emborrachó al menor y después lo mató y lo enterró bajo el puente del río. A continuación, cargado con el jabalí, se dirigió a ver al rey y se presentó como el cazador de la bestia. Cuando le preguntaron por la tardanza de su hermano, contestó: - Fue herido de muerte por el jabalí y pereció en el bosque. Días después desposaba a la princesa. Cierto día en que un pastor volvía con su rebaño del bosque, encontró un huesecillo blanco mientras cruzaba el puente. - Servirá para hacer una boquilla para mi cuerno. - Y se puso manos a la obra mientras sus ovejas bebían del río. Mas cuando intentó probar el instrumento, de éste surgió una extraña melodía. - Ay, amable pastorcillo que tocas con mi huesecillo. Mi hermano me ha matado y bajo este puente enterrado. El jabalí se llevaba y la princesa me robaba. - Cantó el hueso. - ¡Vaya un cuerno extraño! ¡Canta solo! - Exclamó el pastor. Y se encaminó rápidamente hacia el castillo dispuesto a regalárselo al rey. Mas cuando el monarca escuchó el hueso que portaba el pastor, y la historia de cómo había sido construído a partir del hueso encontrado bajo el puente, ordenó excavar en aquel lugar, pues sospechaba del que ahora era su yerno. Al encontrar el esqueleto del hermano menor y descubrir la verdad de los acontecimientos, hizo levantar junto al puente una estatua para su recuerdo y desterró al hermano mayor de por vida.
Hubo una vez un rey cuyos súbditos vivían atemorizados por un enorme y salvaje jabalí que hacía extremadamente peligroso internarse en el bosque cercano. Llegaba el frío y el monarca decidió que no podrían soportar el duro invierno sin leña para sus chimeneas. Así pues, convocó a todos los jóvenes para que intentaran acabar con el animal: – Ofrezco la mano de mi hija a aquel que nos libere de la amenaza – Añadió como recompensa.

Vivía también en el reino un anciano con dos hijos que decidieron aceptar el reto: – Tu entrarás en el bosque por el Norte, – le dijo al mayor, que deseaba ganar pensando en la fama y la recompensa que obtendría – y tú lo harás por el Sur, – aconsejó al pequeño, cuya única motivación era ayudar a sus semejantes – de esta forma el jabalí no se podrá escapar.

Cuando el hermano menor entró en el bosque, se le acercó un enano que le entregó una lanza al tiempo que decía: – Eres bondadoso y tu corazón es grande, mereces la recompensa y éste venablo te ayudará. Mientras, el hermano mayor, confiado celebraba de antemano su victoria en una taberna cercana.

Al rato, el jabalí apareció frente al menor de los hermanos, y éste sólo tuvo que enarbolar la lanza para que el animal, impulsado por su propia fuerza al embestir, quedara ensartado y muriera al instante. El muchacho, muy contento con su suerte, se dirigió al norte para compartir la buena noticia con su hermano, que aún se encontraba en la taberna.

El hermano mayor, envidioso y ladino, emborrachó al menor y después lo mató y lo enterró bajo el puente del río. A continuación, cargado con el jabalí, se dirigió a ver al rey y se presentó como el cazador de la bestia. Cuando le preguntaron por la tardanza de su hermano, contestó: – Fue herido de muerte por el jabalí y pereció en el bosque. Días después desposaba a la princesa.

Cierto día en que un pastor volvía con su rebaño del bosque, encontró un huesecillo blanco mientras cruzaba el puente. – Servirá para hacer una boquilla para mi cuerno. – Y se puso manos a la obra mientras sus ovejas bebían del río. Mas cuando intentó probar el instrumento, de éste surgió una extraña melodía.

– Ay, amable pastorcillo que tocas con mi huesecillo. Mi hermano me ha matado y bajo este puente enterrado. El jabalí se llevaba y la princesa me robaba. – Cantó el hueso. – ¡Vaya un cuerno extraño! ¡Canta solo! – Exclamó el pastor. Y se encaminó rápidamente hacia el castillo dispuesto a regalárselo al rey.

Mas cuando el monarca escuchó el hueso que portaba el pastor, y la historia de cómo había sido construído a partir del hueso encontrado bajo el puente, ordenó excavar en aquel lugar, pues sospechaba del que ahora era su yerno. Al encontrar el esqueleto del hermano menor y descubrir la verdad de los acontecimientos, hizo levantar junto al puente una estatua para su recuerdo y desterró al hermano mayor de por vida.