Erase un vez un hombre tan flaco, tan flaco, que su novia le dió un beso y se lo tragó como un spaguetti.
Erase un vez un hombre tan flaco, tan flaco, que su novia le dió un beso y se lo tragó como un spaguetti.
Erase un vez un hombre tan flaco, tan flaco, que su novia le dió un beso y se lo tragó como un spaguetti.