enviado por: Natacha | NaturalezaPara, dijo un caballero, fina mujer que te quiero.¡Me rindo!La parafinaPara, dijo un caballero, fina mujer que te quiero.¡OTRA! 116
Son nuestras blancas flores a veces tan tempranas, que la nieve envidiosa, viene a ver si nos gana. El almendro
A la vuelta de la esquina me encontre con un convento: el convento era de carne y los padrecitos de hueso. Mas arriba 2 ventanas, mas arriba 2 espejos y por arriba un cerrito en el que corren los conejos. La cabeza
Soy redonda como el mundo al abrirme me desgajan me reducen a pellejo y todo el jugo me sacan La naranja