
Los príncipes solían venir en primavera y los súbditos decían que
en realidad eran ellos los que traían el sol a las tierras del Norte, pues sólo cuando
algún príncipe venía a pedir la mano de la reina podían disfrutar de días templados y
brillantes.
Así fueron desfilando pretendientes, uno tras otro, y cada vez que
se marchaba uno, enfadado y malhumorado, el cielo se encapotaba y
la atmósfera se enfriaba. Pero la reinalos despreciaba apenas verlos
y resolvió que si no podía casarse con un hombre perfecto permanecería
soltera.
Todos los súbditos de la reina se decían para sí:
-Estos vientos tan helados están producidos por el orgullo de nuestra reina.
Así pasaron los años y así pasaron los pretendientes.
Pero un día el sol lució más radiante que nunca, el cielo era de un
azul oscuro, sin nubes, el aire tibio, los pájaros gorjeaban y cantaban y todos los
súbditos pensaron que aquel día vendría el príncipe que enamoraría a la reina y
haría que desapareciera el frio.
más
Volver
|