Era un hombre tan gordo, pero tan gordo, que cada vez que tomaba un taxi su angel de la guarda se tenía que ir en otro.
Era un hombre tan gordo, pero tan gordo, que cada vez que tomaba un taxi su angel de la guarda se tenía que ir en otro.
Era un hombre tan gordo, pero tan gordo, que cada vez que tomaba un taxi su angel de la guarda se tenía que ir en otro.