Era un hombre tan ignorante, tan ignorante, que se regaba la cabeza a ver si así se cultivaba.
Era un hombre tan ignorante, tan ignorante, que se regaba la cabeza a ver si así se cultivaba.
Era un hombre tan ignorante, tan ignorante, que se regaba la cabeza a ver si así se cultivaba.
– Su currículum es un desastre. – Por el otro lado de la servilleta pone más cosas. 18
-Qué guapa estás, no me explico cómo pude dejarte-Claro, los dos fuéramos sío muy felices– Ah, vale, ahora lo recuerdo. 11