Era un niño tan cabezón, tan cabezón, que se subía al monte y daba sombra al pueblo.
Era un niño tan cabezón, tan cabezón, que se subía al monte y daba sombra al pueblo.
Era un niño tan cabezón, tan cabezón, que se subía al monte y daba sombra al pueblo.
¿Qué le dijo una chinche a otra chinche? Chincheramente: eres fea. 145