Este era un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía misa por televisión y empezaban las ofrendas, la apagaba.
Este era un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía misa por televisión y empezaban las ofrendas, la apagaba.
Este era un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía misa por televisión y empezaban las ofrendas, la apagaba.