PequeNet presenta con orgullo
¿Por qué se extinguieron los dinosaurios?
¿Eran ellos conscientes de la catástrofe que se les avecinaba?
Un
cuento que escribió Jesús hace muuuucho tiempo
Bueno, parece ser que anochecía, pero nadie podía estar
muy seguro en aquella época del año.
- ¿Será este el augurio de una de
esas catástrofes climáticas que predicen los acólitos del Dr. Brun? - preguntó un
inquieto coelosaurio de apenas medio metro de alto.
- Tonterías - bufó Curtis
Megalocornis Triceratopo, y no hizo más comentario.
- No quiero ni oír hablar de ese Dr.
Brun... Y tú, pequeño coelosaurio, deberías seguir mi ejemplo.- comenzó a decir Doris
Paquebotis Brontosauria - Además- prosiguió - creo que las autoridades deberían dar con
sus huesos en la cárcel. ¿Has oído, querido Curtis Megalocornis, lo que le sucedió al
pequeño de los chicos de los Longuicolis?
- No, Doris.- bufó Curtis y siguió
rumiando un puñado de orquídeas urticantes.
- Al parecer, dejó el nido y ha huido
a Africa con el vicario de la Iglesia del Meteorito del Fin del Mundo. Ya conoces su
eslogan: "Conmigo a las tierras templadas".
- Lo cierto es que va haciendo frío,
señora Paquebotis - dijo el coelosaurio.- Y además, están esos mamíferos...
- Yo creo que no sería una mala cosa
el emigrar. El Dr. Brun dice que, a este paso, el período cretácico se va a acabar antes
de que nos dé tiempo a evolucionar.

- Jovencito - bufó Curtis Megalocornis
- Aquí nació el primero de los Triceratopo hace más millones de años de
que se viera el primer sapo del planeta, antes de que los pterodáctilos
volaran, antes de que muriera el último de los dinytchis. Aquí nací yo,
y aquí me quedo.
- Pero no es sólo eso - prosiguió
inquieto el pequeño coelosaurio - El Dr. Brun asegura que lo pasaremos
mal si no cuidamos la alimentación. ¿No piensa, señor Megalocornis
Triceratopo que esas orquídeas urticantes son malas para su estómago?
- A mi estómago no le pasa nada - dijo
Curtis - y además...estas orquídeas son exquisitas.
El pequeño coelosaurio se rascó la cabeza pensativo, dudando
si proseguir o no.
- Pero el Dr. Brun dice que si no
cuidamos la alimentación la cáscara de nuestros huevos no será lo bastante dura para...
- ¡Basta! - explotó Curtis - ¡Yo soy
muy macho para poner huevos! ¡Lárgate, lagartija!
Doris Paquebotis alzó el
cuello a doce metros de altura.
- ¡El Dr. Brun esto, el Dr. Brun
aquello! ¿Quién eres tú, reptilejo? ¿De dónde has salido? ¿Qué interés te ha
traído a este valle?- Doris clavó sus ojillos en el joven saurio -¿No serás acaso uno
de esos inmundos seres que pregonan la igualdad entre todos los dinosaurios, verdad?
El pequeño coelosaurio retrocedió asustado.
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